Jeremías 9; Jeremías 10; Jeremías 11; Jeremías 12; Jeremías 13; Jeremías 14; Jeremías 15; Jeremías 16; Jeremías 17; Jeremías 18; Jeremías 19; Jeremías 20; Jeremías 21; Jeremías 22; Jeremías 23; Jeremías 24; Jeremías 25; Jeremías 26; Jeremías 27; Jeremías 28; Jeremías 29; Jeremías 30

Viewing Multiple Passages

Jeremías 9

1 ¡Si tan solo mi cabeza fuera una laguna
y mis ojos una fuente de lágrimas,
lloraría día y noche
por mi pueblo que ha sido masacrado!
2 Desearía poder marcharme y olvidarme de mi pueblo
y vivir en una choza para viajeros en el desierto.
Pues todos ellos son adúlteros,
una banda de mentirosos traicioneros.
3 Juicio por la desobediencia
«Mi pueblo encorva sus lenguas como arcos
para lanzar mentiras.
Se rehúsan a defender la verdad;
solo van de mal en peor.
Ellos no me conocen
—dice el Señor
—.
4 »¡Cuidado con tu vecino,
ni siquiera confíes en tu hermano!
Pues un hermano saca ventaja de su hermano,
y un amigo calumnia a su amigo.
5 Todos se engañan y se estafan entre sí;
ninguno dice la verdad.
Con la lengua, entrenada a fuerza de práctica, dicen mentiras;
pecan hasta el cansancio.
6 Amontonan mentira sobre mentira
y rechazan por completo reconocerme»,
dice el Señor
.
7 Por lo tanto, esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales:
«Mira, los derretiré en el crisol
y los probaré como al metal.
¿Qué más puedo hacer con mi pueblo?
8 Pues sus lenguas lanzan mentiras como flechas envenenadas.
Dicen palabras amistosas a sus vecinos
mientras en el corazón traman matarlos.
9 ¿No habría de castigarlos por eso? —dice el Señor
—.
¿No habría de tomar venganza contra semejante nación?».
10 Lloraré por las montañas
y gemiré por los pastos del desierto;
pues están desolados y no tienen vida.
Ya no se escucha el mugido del ganado;
todas las aves y los animales salvajes han huido.
11 «Haré de Jerusalén un montón de ruinas —dice el Señor

y será un lugar frecuentado por chacales.
Las ciudades de Judá serán abandonadas,
y nadie vivirá en ellas».
12 ¿Quién tiene suficiente sabiduría para entender todo esto? ¿Quién ha sido instruido por el Señor
y puede explicárselo a otros? ¿Por qué ha sido tan arruinada esta tierra, que nadie se atreve a viajar por ella?
13 El Señor
contesta: «Esto sucedió porque mi pueblo abandonó mis instrucciones; se negó a obedecer lo que dije.
14 En cambio, se pusieron tercos y siguieron sus propios deseos y rindieron culto a imágenes de Baal, como les enseñaron sus antepasados.
15 Así que ahora esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ¡mira!, los alimentaré con amargura y les daré veneno para beber.
16 Los esparciré por todo el mundo, a lugares que ni ellos ni sus antepasados han oído nombrar, y aun allí los perseguiré con espada hasta que los haya destruido por completo».
17 Llanto en Jerusalén
Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales:
«Piensa en todo esto y llama a las que se les paga por llorar;
manda traer a las mujeres que lloran en los funerales.
18 ¡Rápido! ¡Comiencen a llorar!
Que las lágrimas fluyan de sus ojos.
19 Escuchen a los habitantes de Jerusalén
llorando desesperados:
“¡Estamos arruinados! ¡Estamos totalmente humillados!
Tenemos que abandonar nuestra tierra,
porque derribaron nuestras casas”».
20 Escuchen, ustedes mujeres, las palabras del Señor
;
abran sus oídos a lo que él tiene que decir.
Enseñen a sus hijas a gemir;
enséñense unas a otras a lamentarse.
21 Pues la muerte se ha deslizado a través de nuestras ventanas
y ha entrado a nuestras mansiones.
Ha acabado con la flor de nuestra juventud:
los niños ya no juegan en las calles,
y los jóvenes ya no se reúnen en las plazas.
22 Esto dice el Señor
:
«Se esparcirán cadáveres a través de los campos como montones de estiércol,
como manojos de grano después de la cosecha.
No quedará nadie para enterrarlos».
23 Esto dice el Señor
:
«No dejen que el sabio se jacte de su sabiduría,
o el poderoso, de su poder,
o el rico, de sus riquezas.
24 Pero los que desean jactarse
que lo hagan solamente en esto:
en conocerme verdaderamente y entender que yo soy el Señor
quien demuestra amor inagotable,
y trae justicia y rectitud a la tierra,
y que me deleito en estas cosas.
¡Yo, el Señor
, he hablado!
25 »Se acerca la hora —dice el Señor
—, cuando castigaré a todos los que están circuncidados en el cuerpo pero no en espíritu:
26 a los egipcios, a los edomitas, a los amonitas, a los moabitas, a la gente que vive en el desierto en lugares remotos,
y sí, aun a la gente de Judá. Igual que todas estas naciones paganas, el pueblo de Israel también tiene el corazón incircunciso».
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 10

1 La idolatría trae destrucción
¡Escucha la palabra que el Señor
te dice, oh Israel!
2 Esto dice el Señor
:
«No te comportes como las otras naciones
que tratan de leer el futuro en las estrellas.
No tengas temor de sus predicciones,
aun cuando otras naciones se aterren por ellas.
3 Sus costumbres son vanas y necias.
Cortan un árbol y el artesano talla un ídolo.
4 Lo decoran con oro y plata
y luego lo aseguran con martillo y clavos
para que no se caiga.
5 ¡Sus dioses son como
inútiles espantapájaros en un campo de pepinos!
No pueden hablar
y necesitan que los lleven en los brazos porque no pueden caminar.
No tengan temor de semejantes dioses,
porque no pueden hacerles ningún daño, tampoco ningún bien».
6 ¡S
, no hay nadie como tú!
Pues eres grande y tu nombre está lleno de poder.
7 ¿Quién no te temería, oh Rey de las naciones?
¡Ese título te pertenece solo a ti!
Entre todos los sabios de la tierra
y en todos los reinos del mundo
no hay nadie como tú.
8 Los que rinden culto a ídolos son estúpidos y necios.
¡Las cosas a las que rinden culto están hechas de madera!
9 Traen láminas de plata desde Tarsis
y oro desde Ufaz,
y les entregan esos materiales a hábiles artesanos
que hacen sus ídolos.
Luego visten estos dioses con ropas de púrpura y azul real
hechas por sastres expertos.
10 Sin embargo, el Señor
es el único Dios verdadero.
¡Él es el Dios viviente y el Rey eterno!
Toda la tierra tiembla ante su enojo;
las naciones no pueden hacerle frente a su ira.
11 Diles a los que rinden culto a otros dioses: «Sus supuestos dioses, que no hicieron los cielos y la tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo de los cielos».
12 Dios hizo la tierra con su poder,
y la preserva con su sabiduría.
Con su propia inteligencia
desplegó los cielos.
13 Cuando habla en los truenos,
la lluvia desciende del cielo con estrépito.
Él hace que las nubes se levanten sobre la tierra.
Envía el relámpago junto con la lluvia,
y suelta el viento de sus depósitos.
14 ¡Toda la raza humana es necia y le falta conocimiento!
Los artesanos quedan deshonrados por los ídolos que hacen,
porque sus obras hechas con tanto esmero son un fraude.
Estos ídolos no tienen ni aliento ni poder.
15 Los ídolos son inútiles; ¡son mentiras ridículas!
En el día del juicio, todos serán destruidos.
16 ¡Pero el Dios de Israel
no es ningún ídolo!
Él es el Creador de todo lo que existe,
incluido Israel, su posesión más preciada.
¡El Señor
de los Ejércitos Celestiales es su nombre!
17 La destrucción que se acerca
Haz las maletas y prepárate para salir;
el sitio está por comenzar.
18 Pues esto dice el Señor
:
«De forma repentina echaré
a todos los que viven en esta tierra.
Derramaré sobre ustedes grandes dificultades,
y por fin sentirán mi enojo».
19 Mi herida es profunda
y grande mi dolor.
Mi enfermedad es incurable,
pero debo soportarla.
20 Mi casa está destruida,
y no queda nadie que me ayude a reconstruirla.
Se llevaron a mis hijos,
y nunca volveré a verlos.
21 Los pastores de mi pueblo han perdido la razón.
Ya no buscan la sabiduría del Señor
.
Por lo tanto, fracasan completamente
y sus rebaños andan dispersos.
22 ¡Escuchen! Oigan el terrible rugir de los ejércitos poderosos
mientras avanzan desde el norte.
Las ciudades de Judá serán destruidas
y se convertirán en guarida de chacales.
23 Oración de Jeremías
Yo sé, Señor
, que nuestra vida no nos pertenece;
no somos capaces de planear nuestro propio destino.
24 Así que corrígeme, Señor
, pero, por favor, sé tierno;
no me corrijas con enojo porque moriría.
25 Derrama tu ira sobre las naciones que se niegan a reconocerte,
sobre los pueblos que no invocan tu nombre.
Pues han devorado a tu pueblo Israel;
lo han devorado y consumido
y han hecho de la tierra un desierto desolado.
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 11

1 Judá rompe el pacto
El Señor
le dio otro mensaje a Jeremías y dijo:
2 —Recuérdales a los habitantes de Judá y de Jerusalén las condiciones de mi pacto con ellos.
3 Diles: “Esto dice el Señor
, Dios de Israel: ‘¡Maldito todo el que no obedece las condiciones de mi pacto!
4 Pues cuando los saqué de ese horno de fundir hierro que es Egipto, les dije a sus antepasados: “Si me obedecen y hacen todo lo que les mando, serán mi pueblo y yo seré su Dios”.
5 Esto les dije para poder cumplir mi promesa a sus antepasados de darles a ustedes una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra que hoy habitan’”.
Entonces respondí:
—¡Amén, Señor
! Que así sea.
6 Después el Señor
dijo:
—Proclama este mensaje en las calles de Jerusalén. Ve de ciudad en ciudad por toda la tierra y anuncia: “Recuerden el antiguo pacto y hagan todo lo que exige.
7 Pues les advertí solemnemente a sus antepasados cuando los saqué de Egipto: ‘¡Obedézcanme!’. He repetido esta advertencia una y otra vez hasta el día de hoy;
8 pero sus antepasados no escucharon y ni siquiera prestaron atención, sino que se pusieron tercos y siguieron sus propios malos deseos. Y debido a que se negaron a obedecer, traje sobre ellos todas las maldiciones descritas en este pacto”.
9 El Señor
me habló una vez más y dijo: «Descubrí una conspiración contra mí entre los habitantes de Judá y Jerusalén.
10 Han vuelto a los pecados de sus antepasados. Se han negado a escucharme y rinden culto a otros dioses. Israel y Judá han roto el pacto que hice con sus antepasados.
11 Por lo tanto, esto dice el Señor
: traeré calamidad sobre ellos y no habrá escapatoria posible. Aunque supliquen misericordia no escucharé sus ruegos.
12 Entonces los habitantes de Judá y Jerusalén clamarán a sus ídolos y quemarán incienso ante ellos. ¡Pero los ídolos no los salvarán cuando caiga el desastre!
13 Miren ahora, gente de Judá: ustedes tienen tantos dioses como ciudades. Tienen tantos altares vergonzosos —altares para quemar incienso a su dios Baal— como calles hay en Jerusalén.
14 »Jeremías, no ores más por este pueblo. No llores ni pidas por ellos porque yo no los escucharé cuando clamen a mí en su angustia.
15 »¿Qué derecho tiene mi amado pueblo de ir a mi templo
cuando ha cometido tantas inmoralidades?
¿Acaso sus votos y sacrificios pueden evitar su destrucción?
¡En realidad se alegran en hacer lo malo!
16 Yo, el Señor
, antes los llamaba olivo frondoso,
hermoso a la vista y lleno de buen fruto.
Pero ahora he enviado el furor de sus enemigos
para quemarlos con fuego
y dejarlos carbonizados y quebrantados.
17 »Yo, el Señor
de los Ejércitos Celestiales, el que plantó ese olivo, he ordenado que lo destruyan. Pues los pueblos de Israel y de Judá han hecho lo malo, y despertaron mi enojo al quemar incienso a Baal».
18 Complot contra Jeremías
Luego el Señor
me avisó acerca de los complots que mis enemigos tramaban en mi contra.
19 Yo era como cordero que se lleva al matadero. ¡No tenía idea de que pensaban matarme! «Destruyamos a ese hombre y todas sus palabras —dijeron—, derribémoslo para que su nombre sea olvidado para siempre».
20 Oh Señor
de los Ejércitos Celestiales,
tú juzgas con justicia,
y examinas los secretos y los pensamientos más profundos.
Déjame ver tu venganza contra ellos,
porque te he entregado mi causa.
21 Esto dice el Señor
acerca de los hombres de Anatot que deseaban mi muerte. Ellos habían dicho: «Te mataremos si no dejas de profetizar en el nombre del Señor
».
22 Así que esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales acerca de ellos: «¡Yo los castigaré! Sus jóvenes morirán en batalla y sus hijos e hijas morirán de hambre.
23 Ninguno de esos conspiradores de Anatot sobrevivirá, porque traeré calamidad sobre ellos cuando llegue el momento de su castigo».
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 12

1 Jeremías cuestiona la justicia de Dios
S
, tú siempre me haces justicia
cuando llevo un caso ante ti.
Así que déjame presentarte esta queja:
¿Por qué los malvados son tan prósperos?
¿Por qué son tan felices los malignos?
2 Tú los has plantado,
y ellos echaron raíces y han prosperado.
Tu nombre está en sus labios,
aunque estás lejos de su corazón.
3 En cuanto a mí, Señor
, tú conoces mi corazón;
me ves y pruebas mis pensamientos.
¡Arrastra a esta gente como se lleva a las ovejas al matadero!
¡Apártalos para la masacre!
4 ¿Hasta cuándo tendrá que llorar esta tierra?
Incluso la hierba de los campos se ha marchitado.
Los animales salvajes y las aves han desaparecido
debido a la maldad que hay en la tierra.
Pues la gente ha dicho:
«¡El Señor
no ve nuestro futuro!».
5 El Señor
le contesta a Jeremías
«Si te cansa competir contra simples hombres,
¿cómo podrás correr contra caballos?
Si tropiezas y caes en campo abierto,
¿qué harás en los matorrales cerca del Jordán?
6 Aun tus hermanos, miembros de tu propia familia,
se han vuelto contra ti;
conspiran y se quejan de ti.
No confíes en ellos,
no importa lo amables que sean sus palabras.
7 »Yo he abandonado a mi pueblo, mi posesión más preciada.
He entregado a los que más amo a sus enemigos.
8 Mi pueblo elegido ha rugido contra mí como un león en la selva,
por eso lo traté con desprecio.
9 Mi pueblo elegido se comporta como buitres moteados,
pero es el pueblo mismo el que está rodeado de buitres.
¡Que salgan los animales salvajes para que despedacen sus cadáveres!
10 »Muchos gobernantes han devastado mi viñedo,
pisotearon las vides
y así transformaron toda su belleza en un lugar desolado.
11 Lo han convertido en tierra baldía;
escucho su triste lamento.
Toda la tierra está desolada
y a nadie siquiera le importa.
12 Se pueden ver ejércitos destructores
en todas las cumbres desiertas de las colinas.
La espada del Señor
devora a la gente
de un extremo al otro de la nación.
¡Nadie escapará!
13 Mi pueblo sembró trigo
pero cosecha espinos.
Se esforzó
pero no le sirvió de nada.
Cosechará vergüenza
debido a la ira feroz del Señor
».
14 Mensaje a los vecinos de Israel
Esto dice el Señor
: «Desarraigaré de sus tierras a todas las naciones malvadas que extendieron la mano para tomar lo que le di a Israel. Desarraigaré a Judá de entre ellos,
15 pero después regresaré y tendré compasión de todos ellos. Los llevaré de regreso a su tierra, cada nación a su propia heredad.
16 Y si en verdad estas naciones aprenden los caminos de mi pueblo y si aprenden a jurar por mi nombre, y dicen: “Tan cierto como que el Señor
vive” (así como ellos enseñaron a mi pueblo a jurar por el nombre de Baal), entonces se les dará un lugar entre mi pueblo;
17 pero la nación que rehúse obedecerme será arrancada de raíz y destruida. ¡Yo, el Señor
, he hablado!».
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 13

1 El calzoncillo de Jeremías
Esto me dijo el Señor
: «Ve y cómprate un calzoncillo de lino y póntelo, pero no lo laves».
2 Así que compré el calzoncillo como me indicó el Señor
y me lo puse.
3 Luego el Señor
me dio otro mensaje:
4 «Toma el calzoncillo que tienes puesto y vete al río Éufrates.
Allí escóndelo en un agujero entre las rocas».
5 Así que fui y lo escondí junto al Éufrates como el Señor
me había indicado.
6 Mucho tiempo después, el Señor
me dijo: «Regresa al Éufrates y toma el calzoncillo que te dije que escondieras».
7 Así que fui al Éufrates y lo saqué del agujero donde lo había escondido, pero ahora estaba podrido y deshecho. El calzoncillo ya no servía para nada.
8 Entonces recibí este mensaje del Señor
:
9 «Así dice el Señor
: esto muestra cómo pudriré el orgullo de Judá y Jerusalén.
10 Esta gente malvada se niega a escucharme. Tercamente siguen sus propios deseos y rinden culto a otros dioses. Por lo tanto, se volverán como este calzoncillo, ¡no servirán para nada!
11 Tal como el calzoncillo se adhiere a la cintura del hombre, así he creado a Judá y a Israel para que se aferren a mí, dice el Señor
. Iban a ser mi pueblo, mi orgullo, mi gloria: un honor para mi nombre, pero no quisieron escucharme.
12 »Así que diles: “Esto dice el Señor
, Dios de Israel: ‘Que todas sus jarras sean llenas de vino’”. Ellos te contestarán: “¡Por supuesto, las jarras se hacen para llenarlas de vino!”.
13 »Luego diles: “No, esto es lo que quiere dar a entender el Señor
: ‘A todos los habitantes de esta tierra los llenaré de borrachera, desde el rey que se sienta en el trono de David, pasando por los sacerdotes y los profetas, hasta la gente común de Jerusalén.
14 Los estrellaré el uno contra el otro, aun los padres contra los hijos, dice el Señor
. No permitiré que mi lástima ni mi misericordia ni mi compasión me impidan destruirlos’”».
15 Advertencia contra el orgullo
¡Escuchen y presten atención!
No sean arrogantes, porque el Señor
ha hablado.
16 Den gloria al Señor
su Dios
antes de que sea demasiado tarde.
Reconózcanlo antes de que él traiga oscuridad sobre ustedes,
la cual hace que tropiecen y caigan en las montañas sombrías.
Pues entonces, cuando busquen luz,
solo encontrarán terrible oscuridad y tinieblas.
17 Y si todavía se rehúsan a escuchar,
lloraré a solas a causa de su orgullo.
Mis ojos no podrán contener las lágrimas
porque el rebaño del Señor
será llevado al destierro.
18 Diles al rey y a su madre:
«Desciendan de sus tronos
y siéntense en el polvo,
porque sus coronas gloriosas
pronto serán arrebatadas de su cabeza».
19 Las ciudades del Neguev cerrarán sus puertas
y nadie será capaz de abrirlas.
La gente de Judá será llevada cautiva;
todos serán llevados al destierro.
20 ¡Abran sus ojos y vean los ejércitos
que bajan marchando desde el norte!
¿Dónde está tu rebaño
—tu hermoso rebaño—
que él te encargó cuidar?
21 ¿Qué dirás cuando el Señor
tome a los aliados con los que cultivaste una relación
y los designe como tus gobernantes?
¡Se apoderarán de ti punzadas de angustia
como una mujer en dolores de parto!
22 Quizá te preguntes:
«¿Por qué me sucede todo esto?».
¡Se debe a tus muchos pecados!
Por eso los ejércitos invasores
te desnudaron y te violaron.
23 ¿Acaso puede un etíope
cambiar el color de su piel?
¿Puede un leopardo quitarse sus manchas?
Tampoco ustedes pueden comenzar a hacer el bien
porque siempre han hecho lo malo.
24 «Los dispersaré como la paja
que es arrastrada por el viento del desierto.
25 Esta es tu asignación,
la porción que te he dado —dice el Señor
—,
porque ustedes me han olvidado
y han puesto su confianza en dioses falsos.
26 Yo mismo te desnudaré
y te expondré a la vergüenza.
27 He visto tu adulterio y tu pasión sexual,
y tu asquerosa adoración de ídolos en los campos y sobre las colinas.
¡Qué aflicción te espera, Jerusalén!
¿Cuánto falta para que seas pura?».
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 14

1 La terrible sequía en Judá
Jeremías recibió este mensaje del Señor
que explica por qué detuvo la lluvia:
2 «Judá desfallece;
el comercio a las puertas de la ciudad se estanca.
Todo el pueblo se sienta en el suelo porque está de luto,
y surge un gran clamor de Jerusalén.
3 Los nobles envían a sus sirvientes a buscar agua
pero los pozos están secos.
Confundidos y desesperados, los siervos regresan
con sus cántaros vacíos,
y con sus cabezas cubiertas en señal de dolor.
4 El suelo está reseco
y agrietado por falta de lluvia.
Los agricultores están profundamente angustiados;
ellos también se cubren la cabeza.
5 Aun la cierva abandona su cría
porque no hay pasto en el campo.
6 Los burros salvajes se paran sobre las lomas desiertas
jadeando como chacales sedientos.
Fuerzan la vista en busca de hierba,
pero no la hay por ninguna parte».
7 La gente dice: «Nuestra maldad nos alcanzó, Señor
,
pero ayúdanos por el honor de tu propia fama.
Nos alejamos de ti
y pecamos contra ti una y otra vez.
8 Oh, Esperanza de Israel, nuestro Salvador en tiempos de aflicción,
¿por qué eres como un desconocido?
¿Por qué eres como un viajero que pasa por la tierra
y se detiene sólo para pasar la noche?
9 ¿Estás confundido también?
¿Es nuestro guerrero valiente incapaz de salvarnos?
S
, tú estás aquí entre nosotros
y somos conocidos como pueblo tuyo.
¡Por favor, no nos abandones ahora!».
10 Así que el Señor
dice a su pueblo:
«A ustedes les encanta andar lejos de mí
y no se han contenido.
Por lo tanto, no los aceptaré más como mi pueblo;
ahora les recordaré todas sus maldades
y los castigaré por sus pecados».
11 El Señor
le prohíbe a Jeremías que interceda
Luego el Señor
me dijo:
—Ya no ores más por este pueblo.
12 Cuando ellos ayunen no les prestaré atención. Cuando me presenten sus ofrendas quemadas y las ofrendas de grano, no las aceptaré. En cambio, los devoraré con guerra, hambre y enfermedad.
13 Luego dije:
—Oh Señor
Soberano, sus profetas les dicen: “Todo está bien, no vendrá guerra ni hambre. El Señor
ciertamente les enviará paz”.
14 Entonces el Señor
dijo:
—Esos profetas dicen mentiras en mi nombre. Yo no los envié ni les dije que hablaran. No les transmití ningún mensaje. Ellos profetizan visiones y revelaciones que nunca han visto ni oído. Hablan necedades, producto de su propio corazón mentiroso.
15 Por lo tanto, esto dice el Señor
: yo castigaré a esos profetas mentirosos, porque han hablado en mi nombre a pesar de que no los envié. Dicen que no vendrá guerra ni hambre, ¡pero ellos mismos morirán en la guerra y morirán de hambre!
16 En cuanto a aquellos a quienes profetizan, sus cadáveres serán arrojados en las calles de Jerusalén, víctimas del hambre y de la guerra. No quedará nadie para enterrarlos. Se habrán ido todos: esposos, esposas, hijos e hijas. Pues derramaré sobre ellos su propia maldad.
17 Ahora bien, Jeremías, diles esto:
»“Mis ojos derraman lágrimas día y noche.
No puedo dejar de llorar
porque mi hija virgen —mi pueblo precioso—
ha sido derribada
y yace herida de muerte.
18 Si salgo al campo,
veo los cuerpos masacrados por el enemigo.
Si camino por las calles de la ciudad
veo gente muerta por el hambre.
Los profetas y los sacerdotes continúan con su trabajo
pero no saben lo que hacen”.
19 Oración por sanidad
S
, ¿has rechazado por completo a Judá?
¿Verdaderamente odias a Jerusalén?
¿Por qué nos has herido sin la menor esperanza de recuperarnos?
Esperábamos paz, pero la paz no llegó;
esperábamos un tiempo de sanidad, pero solo encontramos terror.
20 Señor
, confesamos nuestra maldad
y también la de nuestros antepasados;
todos hemos pecado contra ti.
21 Por el honor de tu fama, Señor
, no nos abandones;
no deshonres tu propio trono glorioso.
Por favor, recuérdanos,
y no rompas tu pacto con nosotros.
22 ¿Puede alguno de los inútiles dioses ajenos enviarnos lluvia?
¿O acaso cae del cielo por sí misma?
No, tú eres el único, ¡oh Señor
nuestro Dios!
Solo tú puedes hacer tales cosas.
Entonces esperaremos que nos ayudes.
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 15

1 Inevitable condenación de Judá
Luego el Señor
me dijo: «Aun si Moisés y Samuel se presentaran delante de mí para rogarme por este pueblo, no lo ayudaría. ¡Fuera con ellos! ¡Quítenlos de mi vista!
2 Y si te dijeren: “¿Pero adónde podemos ir?”, diles: “Esto dice el Señor
:
»‘Los que están destinados a la muerte, a la muerte;
los destinados a la guerra, a la guerra;
los destinados al hambre, al hambre;
los destinados al cautiverio, al cautiverio’”.
3 »Enviaré contra ellos cuatro clases de destructores —dice el Señor
—. Enviaré la espada para matar, los perros para arrastrar, los buitres para devorar y los animales salvajes para acabar con lo que haya quedado.
4 Debido a las cosas perversas que Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, hizo en Jerusalén, haré a mi pueblo objeto de horror para todos los reinos de la tierra.
5 »¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén?
¿Quién llorará por ti?
¿Quién se tomará la molestia de preguntar cómo estás?
6 Tú me has abandonado
y me has dado la espalda
—dice el Señor
—.
Por eso, levantaré mi puño para destruirte.
Estoy cansado de darte siempre otra oportunidad.
7 Te aventaré como el grano a las puertas de las ciudades
y te quitaré tus hijos que tanto quieres.
Destruiré a mi propio pueblo,
porque rehusó cambiar sus malos caminos.
8 Habrá más viudas
que granos de arena a la orilla del mar.
Traeré al destructor al mediodía
contra las madres de los jóvenes.
Súbitamente haré que caiga sobre ellas
la angustia y el terror.
9 La madre de siete hijos se debilita y lucha por respirar;
su sol se puso mientras todavía es de día.
Ahora queda sin hijos,
avergonzada y humillada.
A los que queden, los entregaré
para que sus enemigos los maten.
¡Yo, el Señor
, he hablado!».
10 Queja de Jeremías
Luego dije:
—¡Qué aflicción tengo, madre mía!
¡Oh, si hubiera muerto al nacer!
En todas partes me odian.
No soy un acreedor que pretende cobrar
ni un deudor que se niega a pagar;
aun así todos me maldicen.
11 El Señor
respondió:
—Yo cuidaré de ti, Jeremías;
tus enemigos te pedirán que ruegues a su favor
en tiempos de aflicción y angustia.
12 ¿Puede un hombre quebrar una barra de hierro que proviene del norte
o una barra de bronce?
13 Sin que a ellos les cueste nada,
entregaré tus riquezas y tesoros
a tus enemigos como botín,
porque el pecado corre desenfrenado en tu tierra.
14 Les diré a tus enemigos que te lleven
cautivo a una tierra extranjera.
Pues mi enojo arde como un fuego
que quemará para siempre.
15 Luego dije:
—S
, tú sabes lo que me sucede.
Por favor, ayúdame. ¡Castiga a mis perseguidores!
Por favor, dame más tiempo; no dejes que muera joven.
Es por tu causa que sufro.
16 Cuando descubrí tus palabras las devoré;
son mi gozo y la delicia de mi corazón,
porque yo llevo tu nombre,
oh Señor
Dios de los Ejércitos Celestiales.
17 Nunca me uní a la gente en sus alegres banquetes.
Me senté a solas porque tu mano estaba sobre mí
y me llené de indignación ante sus pecados.
18 ¿Por qué, entonces, continúa mi sufrimiento?
¿Por qué es incurable mi herida?
Tu ayuda parece tan incierta como el arroyo estacional,
como un manantial que se ha secado.
19 Esto responde el Señor
:
—Si regresas a mí te restauraré
para que puedas continuar sirviéndome.
Si hablas palabras beneficiosas en vez de palabras despreciables,
serás mi vocero.
Tienes que influir en ellos;
¡no dejes que ellos influyan en ti!
20 Pelearán contra ti como un ejército en ataque,
pero yo te haré tan seguro como una pared de bronce fortificada.
Ellos no te conquistarán,
porque estoy contigo para protegerte y rescatarte.
¡Yo, el Señor
, he hablado!
21 Sí, te mantendré a salvo de estos hombres malvados;
te rescataré de sus manos crueles.
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 16

1 A Jeremías se le prohíbe casarse
El Señor
me dio otro mensaje:
2 «No te cases ni tengas hijos en este lugar.
3 Pues esto dice el Señor
acerca de los niños nacidos en esta ciudad y de sus madres y padres:
4 morirán de enfermedades terribles. Nadie llorará por ellos ni tampoco los enterrarán sino que yacerán dispersos sobre el suelo como si fueran estiércol. Morirán por la guerra y morirán de hambre, y sus cuerpos serán comida para los buitres y los animales salvajes».
5 Se acerca el castigo a Judá
Esto dice el Señor
: «No vayas a los funerales para llorar y mostrar compasión por ellos, porque he retirado mi protección y mi paz de ellos; he quitado mi amor inagotable y mi misericordia.
6 Tanto el grande como el humilde morirán en esta tierra. Nadie los enterrará ni se lamentará por ellos. Sus amigos no se cortarán la piel ni se afeitarán la cabeza en señal de tristeza.
7 Nadie ofrecerá una comida para consolar a quienes estén de luto por un muerto, ni siquiera por la muerte de una madre o de un padre. Nadie enviará una copa de vino para consolarlos.
8 »No vayas a sus fiestas ni a sus banquetes. Ni siquiera comas o bebas con ellos.
9 Pues esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: en sus propios días y ante sus propios ojos pondré fin a las risas y a las canciones alegres en esta tierra. Ya no se oirán las voces felices de los novios ni de las novias.
10 »Cuando le digas todas estas cosas a la gente, ellos te preguntarán: “¿Por qué el Señor
decretó cosas tan terribles contra nosotros? ¿Qué hemos hecho para merecer semejante trato? ¿Cuál es nuestro pecado contra el Señor
nuestro Dios?”.
11 »Entonces les darás la respuesta del Señor
: “Es porque sus antepasados me fueron infieles y rindieron culto a otros dioses y los sirvieron. Me abandonaron y no obedecieron mi palabra.
12 ¡Y ustedes son peores que sus antepasados! Se pusieron tercos y siguen sus propios malos deseos y rehúsan escucharme.
13 Por lo tanto, los expulsaré de esta tierra y los enviaré a una tierra extraña en la que ni ustedes ni sus antepasados han estado. Allí podrán rendir culto a ídolos día y noche, y ¡no les concederé ningún favor!”.
14 Esperanza a pesar del desastre
»Por tanto, se acerca la hora —dice el Señor
—, cuando la gente que haga un juramento ya no dirá: “Tan cierto como que el Señor
vive, quien rescató al pueblo de Israel de la tierra de Egipto”.
15 En cambio, dirán: “Tan cierto como que el Señor
vive, quien trajo a Israel de regreso a su propia tierra desde la tierra del norte y de todos los países a donde él los envió al destierro”. Pues los traeré nuevamente a esta tierra que les di a sus antepasados.
16 »Ahora mandaré llamar a muchos pescadores para que los capturen —dice el Señor
—. Mandaré llamar a cazadores para que los cacen en los montes, en las colinas y en las cuevas.
17 Los vigilo de cerca y veo cada pecado. No hay esperanza de que se escondan de mí.
18 Duplicaré su castigo por todos sus pecados, porque han contaminado mi tierra con las imágenes sin vida de sus detestables dioses y han llenado mi territorio con sus hechos malignos».
19 Oración de confianza de Jeremías
S
, ¡tú eres mi fuerza y mi fortaleza,
mi refugio en el día de aflicción!
Las naciones del mundo entero
vendrán a ti y te dirán:
«Nuestros antepasados nos han dejado una herencia despreciable,
porque rendían culto a ídolos inútiles.
20 ¿Acaso puede la gente hacer sus propios dioses?
¡Esos no son dioses verdaderos en absoluto!».
21 El Señor
dice:
«Ahora les mostraré mi poder;
ahora les mostraré mi fuerza.
Al fin sabrán y entenderán
que yo soy el Señor
.
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 17

1 Pecado y castigo de Judá
»El pecado de Judá
está escrito con cincel de hierro,
grabado con punta de diamante en su corazón de piedra
y en las esquinas de sus altares.
2 Incluso sus hijos van a rendir culto
en los altares paganos y en los postes dedicados a la diosa Asera,
debajo de todo árbol frondoso
y sobre cada colina alta.
3 Así que entregaré mi monte santo
—junto con todas sus riquezas, tesoros
y santuarios paganos—
como botín a sus enemigos,
porque el pecado corre desenfrenado en su tierra.
4 La herencia maravillosa que he reservado para ustedes
se les escapará de las manos.
Les diré a sus enemigos que los lleven
cautivos a una tierra extranjera.
Pues mi enojo arde como un fuego
que quemará para siempre».
5 La sabiduría del Señor
Esto dice el Señor
:
«Malditos son los que ponen su confianza en simples seres humanos,
que se apoyan en la fuerza humana
y apartan el corazón del Señor
.
6 Son como los arbustos raquíticos del desierto,
sin esperanza para el futuro.
Vivirán en lugares desolados,
en tierra despoblada y salada.
7 »Pero benditos son los que confían en el Señor
y han hecho que el Señor
sea su esperanza y confianza.
8 Son como árboles plantados junto a la ribera de un río
con raíces que se hunden en las aguas.
A esos árboles no les afecta el calor
ni temen los largos meses de sequía.
Sus hojas están siempre verdes
y nunca dejan de producir fruto.
9 »El corazón humano es lo más engañoso que hay,
y extremadamente perverso.
¿Quién realmente sabe qué tan malo es?
10 Pero yo, el Señor
, investigo todos los corazones
y examino las intenciones secretas.
A todos les doy la debida recompensa,
según lo merecen sus acciones».
11 Jeremías confía en el Señor
Los que acaparan riquezas en forma injusta
son como las perdices que empollan los huevos que no han puesto.
En la mitad de la vida perderán sus riquezas;
al final, se volverán unos pobres viejos tontos.
12 Pero nosotros adoramos frente a tu trono:
¡eterno, puesto en alto y glorioso!
13 Oh Señor
, esperanza de Israel,
serán avergonzados todos los que se alejan de ti.
Serán enterrados en el polvo de la tierra,
porque han abandonado al Señor
, la fuente de agua viva.
14 Oh Señor
, si me sanas, seré verdaderamente sano;
si me salvas, seré verdaderamente salvo.
¡Mis alabanzas son solo para ti!
15 La gente se burla de mí y dice:
«¿Cuál es este “mensaje del Señor
” del que hablas?
¿Por qué no se cumplen tus predicciones?».
16 Señor
, no he abandonado mi labor
como pastor de tu pueblo
ni he insistido que mandes desastres.
Tú has oído todo lo que dije.
17 Señor
, ¡no me aterrorices!
Solo tú eres mi esperanza en el día de la calamidad.
18 Haz que se avergüencen y se desalienten todos los que me persiguen,
pero no dejes que sea yo el avergonzado y el desalentado.
Haz que caiga sobre ellos un día de terror.
¡Sí, haz que caiga sobre ellos doble destrucción!
19 Guardar el día de descanso
Esto me dijo el Señor
: «Ve y párate en las puertas de Jerusalén, primero en la puerta por donde el rey entra y sale, y luego en cada una de las demás puertas.
20 Dile a todo el pueblo: “Escuchen este mensaje del Señor
, ustedes reyes de Judá y ustedes, habitantes de Judá y todos los que viven en Jerusalén.
21 Esto dice el Señor
: ‘¡Escuchen mi advertencia! No comercien más en las puertas de Jerusalén en el día de descanso.
22 No trabajen en el día de descanso, sino hagan que sea un día sagrado. Yo les di este mandato a sus antepasados,
23 pero ellos no escucharon ni obedecieron. Tercamente rehusaron prestar atención o recibir mi disciplina.
24 »’Pero si me obedecen, dice el Señor
, y no comercian en las puertas ni trabajan en el día de descanso, y si lo guardan como día sagrado,
25 entonces los reyes y sus funcionarios entrarán y saldrán para siempre por estas puertas. Siempre habrá un descendiente de David sentado en el trono aquí en Jerusalén. Los reyes y sus funcionarios siempre entrarán y saldrán en carros y a caballo por entre la gente de Judá, y esta ciudad permanecerá para siempre.
26 Desde todas partes de Jerusalén, desde las ciudades de Judá y Benjamín, desde las colinas occidentales
y la zona montañosa, y del Neguev vendrá gente con sus ofrendas quemadas y sus sacrificios. Traerán sus ofrendas de grano, incienso y las ofrendas de acción de gracias al templo del Señor
.
27 »’Sin embargo, si no me escuchan y se niegan a guardar como sagrado el día de descanso, y si ese día pasan mercadería por las puertas de Jerusalén como si fuera cualquier otro, entonces quemaré estas puertas. El fuego se extenderá a los palacios y nadie podrá apagar las llamas rugientes’”».
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 18

1 El alfarero y el barro
El Señor
le dio otro mensaje a Jeremías:
2 «Baja al taller del alfarero y allí te hablaré».
3 Así que hice lo que me dijo y encontré al alfarero trabajando en el torno;
4 pero la vasija que estaba formando no resultó como él esperaba, así que la aplastó y comenzó de nuevo.
5 Después el Señor
me dio este mensaje:
6 «¡Oh, Israel! ¿No puedo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro? De la misma manera que el barro está en manos del alfarero, así estás en mis manos.
7 Si anuncio que voy a desarraigar, a derribar y a destruir a cierta nación o a cierto reino,
8 pero luego esa nación renuncia a sus malos caminos, no la destruiré como lo había planeado.
9 Y si anuncio que plantaré y edificaré a cierta nación o a cierto reino,
10 pero después esa nación hace lo malo y se niega a obedecerme, no la bendeciré como dije que lo haría.
11 »Por lo tanto, Jeremías, advierte a todo Judá y a Jerusalén y diles: “Esto dice el Señor
: ‘En vez de algo bueno, les tengo preparado un desastre. Así que cada uno de ustedes abandone sus malos caminos y haga lo correcto’”».
12 Sin embargo, el pueblo respondió: «No gastes saliva. Continuaremos viviendo como se nos antoja y con terquedad seguiremos nuestros propios malos deseos».
13 Así que esto dice el Señor
:
«¿Acaso alguien ha oído semejante cosa,
aun entre las naciones paganas?
¡Israel, mi hija virgen,
ha hecho algo terrible!
14 ¿Acaso la nieve desaparece de las cumbres del Líbano?
¿Quedan secos los arroyos helados que fluyen de esas montañas distantes?
15 Pero mi pueblo no es confiable, porque me ha abandonado;
quema incienso a ídolos inútiles.
Tropezó y salió de los caminos antiguos
y anduvo por senderos llenos de lodo.
16 Por lo tanto, su tierra quedará desolada,
será un monumento a su necedad.
Todos los que pasen por allí quedarán pasmados
y menearán la cabeza con asombro.
17 Como el viento del oriente desparrama el polvo,
así esparciré a mi pueblo delante de sus enemigos.
Cuando tengan dificultades, les daré la espalda
y no prestaré atención a su aflicción».
18 Complot contra Jeremías
Entonces el pueblo dijo: «Vengan, busquemos la manera de detener a Jeremías. Ya tenemos suficientes sacerdotes, sabios y profetas. No necesitamos que él enseñe la palabra ni que nos dé consejos ni profecías. Hagamos correr rumores acerca de él y no hagamos caso a lo que dice».
19 Señor
, ¡óyeme y ayúdame!
Escucha lo que dicen mis enemigos.
20 ¿Deben pagar mal por bien?
Han cavado una fosa para matarme,
aunque intercedí por ellos
y traté de protegerlos de tu enojo.
21 ¡Así que deja que sus hijos se mueran de hambre!
¡Deja que mueran a espada!
Que sus esposas se conviertan en viudas, sin hijos.
¡Que sus ancianos se mueran por una plaga
y que sus jóvenes sean muertos en batalla!
22 Que se escuchen gritos de dolor desde sus casas
cuando los guerreros caigan súbitamente sobre ellos.
Pues han cavado una fosa para mí
y han escondido trampas a lo largo de mi camino.
23 Señor
, tú conoces todos sus planes para matarme.
No perdones sus crímenes ni borres sus pecados;
que caigan muertos ante de ti.
En tu enojo encárgate de ellos.
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 19

1 La vasija de Jeremías hecha pedazos
Esto me dijo el Señor
: «Ve y compra una vasija de barro. Después pide a algunos de los líderes de tu pueblo y a los sacerdotes que te sigan.
2 Vete por la puerta de las Ollas Rotas al basurero en el valle de Ben-hinom, y dales este mensaje.
3 Diles: “¡Reyes de Judá y ciudadanos de Jerusalén, escuchen este mensaje del Señor
! Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ‘¡Traeré un terrible desastre a este lugar, y a los que se enteren les zumbarán los oídos!
4 »’Pues Israel me ha abandonado y convirtió este valle en un lugar de maldad. La gente quema incienso a dioses ajenos, ídolos nunca antes conocidos por esta generación ni por sus antepasados ni por los reyes de Judá. Y han llenado este lugar de sangre de niños inocentes.
5 Han construido altares paganos a Baal y allí queman a sus hijos en sacrificio a Baal. Jamás ordené un acto tan horrendo; ¡ni siquiera me pasó por la mente ordenar semejante cosa!
6 Así que, ¡atención! Se acerca la hora —dice el Señor
—, cuando ese basurero ya no será llamado más Tofet ni valle de Ben-hinom, sino valle de la Matanza.
7 »’Trastornaré los planes cuidadosos de Judá y Jerusalén. Dejaré que los ejércitos invasores masacren a la gente y dejaré los cadáveres como comida para los buitres y los animales salvajes.
8 Reduciré a ruinas a Jerusalén, y así la haré un monumento a su necedad. Todos los que pasen por allí quedarán pasmados y darán un grito de asombro al ver la destrucción.
9 Me ocuparé de que sus enemigos sitien la ciudad hasta que no haya más comida. Entonces los que queden atrapados adentro se comerán a sus hijos, a sus hijas y a sus amigos. Caerán en una profunda desesperación’”.
10 »Jeremías, rompe en pedazos a la vista de estos hombres la vasija que trajiste.
11 Luego diles: “Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales: ‘Así como esta vasija está hecha pedazos, así haré pedazos a la gente de Judá y de Jerusalén, de tal manera que no habrá esperanza de reparación. Enterrarán a sus muertos aquí en Tofet, el basurero, hasta que ya no haya más lugar.
12 Esto le haré a este lugar y a su gente, dice el Señor
. Haré que esta ciudad sea profanada como Tofet.
13 Efectivamente, todas las casas de Jerusalén —incluso el palacio de los reyes de Judá— quedarán como Tofet, es decir, todas las casas donde quemaron incienso en las azoteas en honor a los astros como si fueran dioses o donde derramaron ofrendas líquidas a sus ídolos’”».
14 Después de transmitir el mensaje, Jeremías regresó de Tofet, el basurero, y se detuvo frente al templo del Señor
. Allí le dijo a la gente:
15 «Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Traeré desastre sobre esta ciudad y las aldeas vecinas como lo prometí, porque tercamente se negaron a escucharme”».
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 20

1 Jeremías y Pasur
Ahora bien, Pasur, hijo de Imer, el sacerdote encargado del templo del Señor
, oyó lo que Jeremías profetizaba.
2 Así que arrestó al profeta Jeremías, ordenó que lo azotaran y que lo pusieran en el cepo junto a la puerta de Benjamín, en el templo del Señor
.
3 Al día siguiente, cuando al fin Pasur lo puso en libertad, Jeremías dijo: «Pasur, el Señor
te ha cambiado el nombre. De ahora en adelante serás llamado: “El hombre que vive aterrorizado”
.
4 Pues esto dice el Señor
: “Enviaré terror sobre ti y todos tus amigos y verás cuando sean masacrados por las espadas del enemigo. Entregaré al pueblo de Judá en manos del rey de Babilonia. Él los llevará cautivos a Babilonia o los traspasará con la espada;
5 y dejaré que tus enemigos saqueen a Jerusalén. Todos los tesoros famosos de la ciudad —las joyas preciosas, el oro y la plata de tus reyes— serán llevados a Babilonia.
6 En cuanto a ti, Pasur, tú y todos los de tu casa irán cautivos a Babilonia. Allí morirán y serán enterrados, tú y todos tus amigos, a quienes profetizaste que todo iría bien”».
7 Queja de Jeremías
Oh Señor
, me engañaste,
y yo me dejé engañar.
Eres más fuerte que yo,
y me dominaste.
Ahora soy objeto de burla todos los días;
todos se ríen de mí.
8 Cuando hablo, me brotan las palabras.
Grito: «¡Violencia y destrucción!».
Así que estos mensajes del Señor
me han convertido en objeto de burla.
9 Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor
o que nunca más hablaré en su nombre,
su palabra arde en mi corazón como fuego.
¡Es como fuego en mis huesos!
¡Estoy agotado tratando de contenerla!
¡No puedo hacerlo!
10 He oído los muchos rumores acerca de mí.
Me llaman: «El hombre que vive aterrorizado».
Me amenazan diciendo: «Si dices algo te denunciaremos».
Aun mis viejos amigos me vigilan,
esperando que cometa algún error fatal.
«Caerá en su propia trampa —dicen—,
entonces nos vengaremos de él».
11 No obstante, el Señor
está a mi lado como un gran guerrero;
ante él mis perseguidores caerán.
No pueden derrotarme.
Fracasarán y serán totalmente humillados;
nunca se olvidará su deshonra.
12 Oh Señor
de los Ejércitos Celestiales,
tú pruebas a los justos
y examinas los secretos y los pensamientos más profundos.
Permíteme ver tu venganza contra ellos,
porque a ti he encomendado mi causa.
13 ¡Canten al Señor
!
¡Alaben al Señor
!
Pues al pobre y al necesitado
los ha rescatado de sus opresores.
14 ¡Sin embargo, maldigo el día en que nací!
Que nadie celebre el día de mi nacimiento.
15 Maldigo al mensajero que le dijo a mi padre:
«¡Buenas noticias! ¡Es un varón!».
16 Que lo destruyan como a las ciudades de la antigüedad
que el Señor
derribó sin misericordia.
Asústenlo todo el día con gritos de batalla,
17 porque no me mató al nacer.
¡Oh, si tan solo hubiera muerto en el vientre de mi madre,
si su cuerpo hubiera sido mi tumba!
18 ¿Por qué habré nacido?
Mi vida entera se ha llenado
de dificultades, de dolor y de vergüenza.
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 21

1 No hay escapatoria de Babilonia
El Señor
habló por medio de Jeremías cuando el rey Sedequías envió a Pasur, hijo de Malquías y al sacerdote Sofonías, hijo de Maaseías, para hablar con el profeta. Le suplicaron:
2 —Por favor, habla al Señor
por nosotros y pídele que nos ayude. El rey Nabucodonosor
está atacando a Judá. Quizá el Señor
sea misericordioso y haga un poderoso milagro como lo ha hecho en el pasado. Tal vez obligue a Nabucodonosor a que retire sus ejércitos.
3 Jeremías respondió:
—Regresen al rey Sedequías y díganle:
4 “Esto dice el Señor
, Dios de Israel: ‘Haré que tus armas no sirvan contra el rey de Babilonia ni contra los babilonios
que te atacan fuera de tus murallas. Es más, traeré a tus enemigos al mismo corazón de la ciudad.
5 Yo mismo pelearé contra ti con mano fuerte y brazo poderoso porque estoy muy enojado. ¡Me has puesto furioso!
6 Enviaré una plaga terrible sobre esta ciudad y morirán tanto la gente como los animales.
7 Después de todo eso —dice el Señor
—, entregaré al rey Sedequías, a sus funcionarios y a todo el que en la ciudad sobreviva a la enfermedad, a la guerra y al hambre, en manos del rey Nabucodonosor de Babilonia y de sus otros enemigos. Él los masacrará y no les mostrará misericordia, piedad o compasión’”.
8 «Dile a todo el pueblo: “Esto dice el Señor
: ‘¡Elijan entre la vida y la muerte!
9 Todo el que permanezca en Jerusalén morirá por guerra, enfermedad o hambre, pero aquellos que salgan y se entreguen a los babilonios vivirán. ¡Su recompensa será la vida!
10 Pues he decidido traer desastre y no bien a esta ciudad —dice el Señor
—. Será entregada al rey de Babilonia, quien la reducirá a cenizas’”.
11 Juicio contra los reyes de Judá
»Dile a la familia real de Judá: “¡Escuchen el mensaje del Señor
!
12 Esto dice el Señor
a la dinastía de David:
»‘¡Hagan justicia cada mañana al pueblo que ustedes juzgan!
Ayuden a los que han sufrido robos,
rescátenlos de sus opresores.
De lo contrario, mi enojo arderá como fuego insaciable
debido a todos sus pecados.
13 Yo pelearé personalmente contra el pueblo en Jerusalén,
esa poderosa fortaleza,
contra el pueblo que se jacta: ‘Nadie puede tocarnos aquí;
nadie puede entrar aquí’.
14 Y yo mismo los castigaré por ser tan pecadores,
dice el Señor
.
Prenderé fuego a sus bosques
y ese fuego incendiará todo a su alrededor’”».
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 22

1 Mensaje a los reyes de Judá
Esto me dijo el Señor
: «Ve y habla directamente al rey de Judá. Dile:
2 “Rey de Judá, tú que te sientas en el trono de David, escucha el mensaje del Señor
. Deja que tus ayudantes y tu pueblo también escuchen.
3 Esto dice el Señor
: ‘Sean imparciales y justos. ¡Hagan lo que es correcto! Ayuden a quienes han sufrido robos; rescátenlos de sus opresores. ¡Abandonen sus malas acciones! No maltraten a los extranjeros, ni a los huérfanos ni a las viudas. ¡Dejen de matar al inocente!
4 Si me obedecen, siempre habrá un descendiente de David sentado en el trono aquí en Jerusalén. El rey entrará por las puertas del palacio en carros y a caballo, con su corte de ayudantes y súbditos.
5 Sin embargo, si rehúsan prestar atención a esta advertencia, les juro por mi propio nombre —dice el Señor
—, que este palacio se convertirá en un montón de escombros’”».
6 Mensaje referente al palacio
Ahora bien, esto dice el Señor
con respecto al palacio real de Judá:
«Te amo tanto como a la fructífera Galaad
y como a los verdes bosques del Líbano.
Pero te convertiré en un desierto
y nadie vivirá dentro de tus muros.
7 Citaré a obreros de demolición,
los cuales sacarán sus herramientas para desmantelarte.
Arrancarán todas tus selectas vigas de cedro
y las echarán al fuego.
8 »Gente de muchas naciones pasará por las ruinas de la ciudad y se dirán el uno al otro: “¿Por qué habrá destruido el Señor
esta gran ciudad?”.
9 Y la contestación será: “Porque violaron su pacto con el Señor
su Dios al rendir culto a otros dioses”».
10 Mensaje acerca de Joacaz
No lloren por el rey muerto ni lamenten su pérdida.
¡En cambio, lloren por el rey cautivo que se llevan al exilio
porque nunca más volverá para ver su tierra natal!
11 Pues esto dice el Señor
acerca de Joacaz,
quien sucedió en el trono a su padre, el rey Josías, y fue llevado cautivo: «Él nunca regresará.
12 Morirá en una tierra lejana y nunca más verá su propio país».
13 Mensaje acerca de Joacim
Y el Señor
dice: «¡Qué aflicción le espera a Joacim,
que edifica su palacio con trabajo forzado!
Construye las paredes a base de injusticia,
porque obliga a sus vecinos a trabajar,
y no les paga por su trabajo.
14 Dice: “Construiré un palacio magnífico
con habitaciones enormes y muchas ventanas.
Lo revestiré con cedro fragante
y lo pintaré de un rojo agradable”.
15 ¡Pero un hermoso palacio de cedro no hace a un gran rey!
Josías, tu padre, también tenía mucha comida y bebida;
pero él era justo y recto en todo lo que hacía.
Por esa razón Dios lo bendijo.
16 Hizo justicia al pobre y al necesitado y los ayudó,
y le fue bien en todo.
¿No es eso lo que significa conocerme?
—dice el Señor
—.
17 ¡Pero tú, solo tienes ojos para la avaricia y la deshonestidad!
Asesinas al inocente,
oprimes al pobre y reinas sin piedad».
18 Por lo tanto, esto dice el Señor
acerca de Joacim, hijo del rey Josías:
«El pueblo no llorará por él, lamentandose entre sí:
“¡Ay, mi hermano! ¡Ay, mi hermana!”.
Sus súbditos no llorarán por él, lamentando:
“¡Ay, nuestro amo ha muerto! ¡Ay, su esplendor se ha ido!”.
19 Será enterrado como un burro muerto:
¡arrastrado fuera de Jerusalén y arrojado fuera de las puertas!
20 Llora por tus aliados en el Líbano;
grita por ellos en Basán.
Búscalos en las regiones al oriente del río.
Mira, todos han sido destruidos.
No quedó nadie para ayudarte.
21 Te lo advertí cuando eras próspero
pero respondiste: “¡No me fastidies!”.
Has sido así desde tu niñez,
¡nunca me obedeces!
22 Y ahora a tus aliados se los llevará el viento.
Todos tus amigos serán llevados cautivos.
Seguramente para entonces verás tu maldad y te avergonzarás.
23 Puede que sea lindo vivir en un palacio magnífico,
recubierto con madera de cedros del Líbano,
pero pronto gemirás con punzadas de angustia,
angustia como la de una mujer con dolores de parto.
24 Mensaje a Joaquín
»Tan cierto como que yo vivo —dice el Señor
—, te abandonaré, Joaquín,
hijo de Joacim, rey de Judá. Aunque fueras el anillo con mi sello oficial en mi mano derecha, te arrancaría.
25 Te entregaré a los que buscan matarte —a los que tanto temes— al rey Nabucodonosor
de Babilonia y al poderoso ejército babilónico.
26 Te expulsaré de esta tierra, a ti y a tu madre, y morirás en un país extranjero, no en tu tierra natal.
27 Nunca regresarás a la tierra que añoras.
28 »¿Por qué es este hombre, Joaquín, como una vasija desechada y rota?
¿Por qué serán él y sus hijos exiliados al extranjero?
29 ¡Oh tierra, tierra, tierra!
¡Escucha este mensaje del Señor
!
30 Esto dice el Señor
:
“Que conste en acta que este hombre, Joaquín, no tuvo hijos.
Él es un fracasado,
porque no tendrá hijos que le sucedan en el trono de David
para gobernar a Judá”.
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 23

1 El descendiente justo
»¡Qué aflicción les espera a los líderes de mi pueblo —los pastores de mis ovejas— porque han destruido y esparcido precisamente a las ovejas que debían cuidar!», dice el Señor
.
2 Por lo tanto, esto dice el Señor
, Dios de Israel, a los pastores: «En vez de cuidar de mis ovejas y ponerlas a salvo, las han abandonado y las han llevado a la destrucción. Ahora, yo derramaré juicio sobre ustedes por la maldad que han hecho a mi rebaño;
3 pero reuniré al remanente de mi rebaño de todos los países donde lo he expulsado. Volveré a traer a mis ovejas a su redil y serán fructíferas y crecerán en número.
4 Entonces nombraré pastores responsables que cuidarán de ellas, y nunca más tendrán temor. Ni una sola se perderá ni se extraviará. ¡Yo, el Señor
, he hablado!
5 »Pues se acerca la hora
—dice el Señor
—,
cuando levantaré a un descendiente justo
del linaje del rey David.
Él será un rey que gobernará con sabiduría;
hará lo justo y lo correcto por toda la tierra.
6 Y su nombre será:
“El Señor
es nuestra justicia”
.
En ese día Judá estará a salvo,
e Israel vivirá seguro.
7 »En ese día —dice el Señor
—, cuando la gente jure ya no dirá: “Tan cierto como que el Señor
vive, quien rescató al pueblo de Israel de la tierra de Egipto”.
8 En cambio, dirán: “Tan cierto como que el Señor
vive, quien trajo a Israel de regreso a su propia tierra desde la tierra del norte y de todos los países a donde él los envió al destierro”. Entonces vivirán en su propia tierra».
9 Juicio a los falsos profetas
Mi corazón está destrozado debido a los falsos profetas,
y me tiemblan los huesos.
Me tambaleo como un borracho,
como alguien dominado por el vino,
debido a las santas palabras
que el Señor
ha pronunciado contra ellos.
10 Pues la tierra está llena de adulterio,
y está bajo una maldición.
La tierra está de luto;
los pastos del desierto están resecos.
Todos hacen lo malo
y abusan del poder que tienen.
11 «Aun los sacerdotes y los profetas
son hombres malvados que no tienen a Dios.
He visto sus hechos despreciables
aquí mismo en mi propio templo
—dice el Señor
—.
12 Por lo tanto, los caminos que toman
llegarán a ser resbaladizos.
Serán perseguidos en la oscuridad
y allí caerán.
Pues traeré desastre sobre ellos
en el tiempo señalado para su castigo.
¡Yo, el Señor
, he hablado!
13 »Vi que los profetas de Samaria eran tremendamente malvados,
porque profetizaron en nombre de Baal
y llevaron a mi pueblo Israel al pecado.
14 ¡Pero ahora veo que los profetas de Jerusalén son aún peores!
Cometen adulterio y les encanta la deshonestidad.
Alientan a los que hacen lo malo
para que ninguno se arrepienta de sus pecados.
Estos profetas son tan perversos
como lo fue la gente de Sodoma y Gomorra».
15 Por lo tanto, esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales acerca de los profetas:
«Los alimentaré con amargura
y les daré veneno para beber.
Pues es debido a los profetas de Jerusalén
que se ha llenado esta tierra de maldad».
16 Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales a su pueblo:
«No escuchen a estos profetas cuando ellos les profeticen,
llenándolos de esperanzas vanas.
Todo lo que dicen son puros inventos.
¡No hablan de parte del Señor
!
17 Siguen diciendo a los que desprecian mi palabra:
“¡No se preocupen! ¡El Señor
dice que ustedes tendrán paz!”.
Y a los que obstinadamente siguen sus propios deseos,
los profetas les dicen: “¡No les sucederá nada malo!”.
18 »¿Ha estado alguno de estos profetas en la presencia del Señor
para escuchar lo que en realidad dice?
¿Acaso alguno de ellos se ha interesado lo suficiente como para escuchar?
19 ¡Miren! El enojo de Dios estalla como una tormenta,
como un torbellino que se arremolina sobre las cabezas de los perversos.
20 El enojo del Señor
no disminuirá
hasta que termine con todo lo que él tenía pensado.
En los días futuros,
ustedes entenderán todo esto con claridad.
21 »Yo no envié a estos profetas,
sin embargo, van de un lado a otro afirmando hablar en mi nombre.
No les he dado ningún mensaje,
pero aun así siguen profetizando.
22 Si hubieran estado en mi presencia y me hubieran escuchado,
habrían hablado mis palabras
y habrían hecho que mi pueblo se apartara
de sus malos caminos y sus malas acciones.
23 ¿Soy acaso Dios solo de cerca? —dice el Señor
—,
no, al mismo tiempo estoy lejos.
24 ¿Puede alguien esconderse de mí en algún lugar secreto?
¿Acaso no estoy en todas partes en los cielos y en la tierra?
—dice el Señor
.
25 »He oído a estos profetas decir: “Escuchen el sueño que Dios me dio anoche”. Y después pasan a decir mentiras en mi nombre.
26 ¿Hasta cuándo seguirá esto? Si son profetas, son profetas del engaño, pues inventan todo lo que dicen.
27 Con decir estos sueños falsos, pretenden hacer que mi pueblo me olvide, tal como lo hicieron sus antepasados, al rendir culto a los ídolos de Baal.
28 »Que estos falsos profetas cuenten sus sueños,
pero que mis verdaderos mensajeros proclamen todas mis palabras con fidelidad.
¡Hay diferencia entre la paja y el grano!
29 ¿No quema mi palabra como el fuego?
—dice el Señor
—.
¿No es como un martillo poderoso
que hace pedazos una roca?
30 »Por lo tanto —dice el Señor
—, estoy en contra de estos profetas que se roban mensajes el uno al otro y alegan que provienen de mí.
31 Estoy en contra de estos profetas que con mucha labia dicen: “¡Esta profecía es del Señor
!”.
32 Yo estoy contra estos falsos profetas. Sus sueños imaginarios son mentiras descaradas que llevan a mi pueblo a pecar. Yo no los envié ni los nombré, y no tienen ningún mensaje para mi pueblo. ¡Yo, el Señor
, he hablado!
33 Falsas profecías y falsos profetas
»Supongamos que alguien del pueblo o uno de los profetas o sacerdotes te pregunta: “Y ahora, ¿qué profecía te ha encargado el Señor
?”. Debes responder: “¡Ustedes son la carga!
¡El Señor
dice que los abandonará!”.
34 »Si algún profeta, sacerdote o alguien más dice: “Tengo una profecía del Señor
”, castigaré a tal persona junto con toda su familia.
35 Ustedes deberán preguntarse el uno al otro: “¿Cuál es la respuesta del Señor
?” o “¿Qué dice el Señor
?”.
36 Ya dejen de usar esta frase: “Una profecía del Señor
”. La gente la usa para darle importancia a sus propias ideas, tergiversando las palabras de nuestro Dios, el Dios viviente, el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
37 »Esto deberás decir a los profetas: “¿Cuál es la respuesta del Señor
?” o “¿Qué dice el Señor
?”.
38 Pero supongamos que responden: “¡Esta es una profecía del Señor
!”. Entonces deberás decir: “Esto dice el Señor
: ‘Debido a que han usado la frase “una profecía del Señor
”, aun cuando les advertí que no la usaran,
39 me olvidaré de ustedes por completo.
Los expulsaré de mi presencia, junto con esta ciudad que les di a ustedes y a sus antepasados.
40 Los haré objeto de burla y su nombre será infame a lo largo de los siglos’”».
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 24

1 Higos buenos y malos
Después de que Nabucodonosor,
rey de Babilonia, desterró a Babilonia a Joaquín,
hijo de Joacim, rey de Judá, junto con las autoridades de Judá y todos los artífices y los artesanos, el Señor
me dio la siguiente visión. Vi dos canastas de higos colocadas frente al templo del Señor
en Jerusalén.
2 Una canasta estaba llena de higos frescos y maduros, mientras que la otra tenía higos malos, tan podridos que no podían comerse.
3 Entonces el Señor
me preguntó:
—¿Qué ves, Jeremías?
—Higos —contesté—, algunos muy buenos y otros muy malos, tan podridos que no pueden comerse.
4 Entonces el Señor
me dio este mensaje:
5 «Esto dice el Señor
, Dios de Israel: los higos buenos representan a los desterrados que yo envié de Judá a la tierra de los babilonios.
6 Velaré por ellos, los cuidaré y los traeré de regreso a este lugar. Los edificaré y no los derribaré. Los plantaré y no los desarraigaré.
7 Les daré un corazón que me reconozca como el Señor
. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque se volverán a mí de todo corazón.
8 »Sin embargo, los higos malos —dice el Señor
—, representan al rey Sedequías de Judá, a sus funcionarios, a todo el pueblo que quedó en Jerusalén y a los que viven en Egipto. Los trataré como a higos malos, tan podridos que no pueden comerse.
9 Los haré objeto de horror y un símbolo de maldad para todas las naciones de la tierra. En todos los lugares donde yo los disperse, serán objetos de desprecio y de burla. Los maldecirán y se mofarán de ellos.
10 Les enviaré guerra, hambre y enfermedad hasta que desaparezcan de la tierra de Israel, tierra que les di a ellos y a sus antepasados».
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 25

1 Setenta años de cautiverio
Este mensaje del Señor
, para todo el pueblo de Judá, le vino a Jeremías durante el cuarto año del reinado de Joacim
sobre Judá. Este fue el año en que el rey Nabucodonosor
de Babilonia comenzó a reinar.
2 Jeremías el profeta le dijo a todo el pueblo de Judá y de Jerusalén:
3 «Durante los últimos veintitrés años —desde el año trece del reinado de Josías, hijo de Amón,
rey de Judá, hasta ahora— el Señor
me ha estado dando sus mensajes. Yo se los he comunicado con toda fidelidad, pero ustedes no han querido escuchar.
4 »Una y otra vez, el Señor
les ha enviado a sus siervos, los profetas, pero ustedes no escucharon ni prestaron atención.
5 Todas las veces el mensaje fue: “Apártense de su mal camino y de sus malas acciones. Solo entonces los dejaré vivir en esta tierra que el Señor
les dio a ustedes y a sus antepasados para siempre.
6 No provoquen mi enojo al rendir culto a ídolos que ustedes hicieron con sus propias manos. Entonces no les haré ningún daño”.
7 »Pero ustedes no querían escucharme —dice el Señor
—. Me pusieron furioso al rendir culto a ídolos hechos con sus propias manos y trajeron sobre ustedes todos los desastres que ahora sufren.
8 Ahora el Señor
de los Ejércitos Celestiales dice: “Como ustedes no me han escuchado,
9 reuniré a todos los ejércitos del norte bajo el mando de Nabucodonosor, rey de Babilonia, a quien nombré mi representante. Los traeré contra esta tierra, contra su gente y contra las naciones vecinas. A ustedes los destruiré por completo
y los convertiré en objeto de horror, desprecio y ruina para siempre.
10 Quitaré de ustedes la risa y las canciones alegres. No se oirán más las voces felices de los novios ni de las novias. Las piedras de molino se acallarán y las luces de las casas se apagarán.
11 Toda la tierra se convertirá en una desolada tierra baldía. Israel y las naciones vecinas servirán al rey de Babilonia por setenta años.
12 »”Entonces, después que hayan pasado los setenta años de cautiverio, castigaré al rey de Babilonia y a su pueblo por sus pecados —dice el Señor
—. Haré del país de los babilonios
una tierra baldía para siempre.
13 Traeré sobre ellos todos los terrores que prometí en este libro, todos los castigos contra las naciones anunciados por Jeremías.
14 Muchas naciones y grandes reyes esclavizarán a los babilonios, así como ellos esclavizaron a mi pueblo. Los castigaré en proporción al sufrimiento que le ocasionaron a mi pueblo”».
15 La copa del enojo del Señor
Esto me dijo el Señor
, Dios de Israel: «Toma de mi mano la copa de mi enojo, que está llena hasta el borde, y haz que todas las naciones a las que te envíe beban de ella.
16 Cuando la beban se tambalearán, enloquecidos por la guerra que enviaré contra ellos».
17 Así que tomé la copa del enojo del Señor
e hice que todas las naciones bebieran de ella, cada nación a la que el Señor
me envió.
18 Fui a Jerusalén y a las otras ciudades de Judá, y sus reyes y funcionarios bebieron de la copa. Desde ese día hasta ahora ellos han sido una ruina desolada, un objeto de horror, desprecio y maldición.
19 Le di la copa al faraón, rey de Egipto, a sus asistentes, a sus funcionarios y a todo su pueblo,
20 junto con todos los extranjeros que vivían en esa tierra. También se la di a todos los reyes de la tierra de Uz, a los reyes de las ciudades filisteas de Ascalón, Gaza y Ecrón, y a lo que queda de Asdod.
21 Después les di la copa a las naciones de Edom, Moab y Amón,
22 a los reyes de Tiro y Sidón, y a los reyes de las regiones al otro lado del mar.
23 Se la di a Dedán, a Tema, a Buz y a la gente que vive en lugares remotos.
24 Se la di a los reyes de Arabia, a los reyes de las tribus nómadas del desierto
25 y a los reyes de Zimri, Elam y Media.
26 Se la di a los reyes de los países del norte, lejanos y cercanos, uno tras otro, es decir a todos los reinos del mundo. Finalmente, el mismo rey de Babilonia
bebió de la copa del enojo del Señor
.
27 Entonces el Señor
me dijo: «Ahora diles: “Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ‘Beban de la copa de mi enojo. Emborráchense y vomiten; caigan para nunca más levantarse, porque envío guerras terribles contra ustedes’”.
28 Ahora bien, si se niegan a aceptar la copa, diles: “El Señor
de los Ejércitos Celestiales dice: ‘No les queda más que beberla.
29 He comenzado a castigar a Jerusalén, la ciudad que lleva mi nombre. ¿Acaso los dejaría a ustedes sin castigo? No, no escaparán del desastre. Enviaré guerra contra todas las naciones de la tierra. ¡Yo, el Señor
de los Ejércitos Celestiales, he hablado!’”.
30 »Ahora, profetiza todas estas cosas y diles:
»“El Señor
rugirá contra su propia tierra
desde su santa morada en el cielo.
Él gritará como los que pisan las uvas;
gritará contra todos los habitantes de la tierra.
31 Su grito de juicio llegará hasta los confines de la tierra,
porque el Señor
presentará su caso contra todas las naciones.
Él juzgará a todos los habitantes de la tierra,
y matará con la espada a los perversos.
¡Yo, el Señor
, he hablado!”».
32 Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales:
«¡Miren! ¡Nación tras nación sufrirá calamidades!
¡Se está levantando un gran torbellino de furia
desde los rincones más distantes de la tierra!».
33 En aquel día, los que el Señor
haya masacrado llenarán la tierra de un extremo a otro. Nadie llorará por ellos ni juntará sus cuerpos para enterrarlos. Estarán esparcidos sobre el suelo como estiércol.
34 ¡Lloren y giman, pastores malvados!
¡Revuélquense en el polvo, líderes del rebaño!
Ha llegado el momento de su matanza;
ustedes caerán y se harán añicos como vaso frágil.
35 No encontrarán lugar donde esconderse;
no habrá forma de escapar.
36 Escuchen los gritos desesperados de los pastores.
Los líderes del rebaño gimen en su desesperación
porque el Señor
está arruinando sus pastos.
37 Debido al gran enojo del Señor
los prados tranquilos se convertirán en tierra baldía.
38 Él salió de su guarida como un león fuerte en busca de su presa,
y la tierra quedará desolada
por la espada del enemigo
y por la ira feroz del Señor
.
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 26

1 Jeremías escapa de la muerte
Jeremías recibió el siguiente mensaje del Señor
a principios del reinado de Joacim, hijo de Josías,
rey de Judá.
2 «Esto dice el Señor
: “Ponte de pie en el atrio que está delante del templo del Señor
y haz un anuncio a la gente que ha venido de toda Judá a adorar. Dales mi mensaje completo sin que falte una sola palabra.
3 Quizá te escuchen y se aparten de sus malos caminos. Entonces cambiaré de parecer acerca del desastre que estoy por derramar sobre ellos a causa de sus pecados”.
4 »Diles: “Esto dice el Señor
: ‘Si ustedes no me escuchan ni obedecen la palabra que les he dado
5 ni tampoco escuchan a mis siervos, los profetas —porque los envié una y otra vez para advertirles, pero ustedes rehusaron escucharlos—,
6 entonces destruiré este templo así como destruí a Silo, el lugar donde estaba el tabernáculo. Y haré que Jerusalén se convierta en objeto de maldición en cada nación de la tierra’”».
7 Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo escucharon a Jeremías mientras hablaba frente al templo del Señor
;
8 pero cuando Jeremías terminó su mensaje, habiendo dicho todo lo que el Señor
le ordenó que dijera, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo que estaba junto al templo lo atacaron en masa. «¡Mátenlo! —gritaban—.
9 ¿Qué derecho tienes de profetizar en el nombre del Señor
que este templo será destruido como lo fue Silo? ¿Qué quieres decir cuando afirmas que Jerusalén será destruida y dejada sin habitantes?». Así que todo el pueblo lo amenazaba mientras él estaba frente al templo.
10 Cuando los funcionarios de Judá oyeron lo que pasaba, corrieron del palacio a sentarse a juzgar junto a la puerta Nueva del templo.
11 Los sacerdotes y los profetas presentaron sus acusaciones a los funcionarios y al pueblo. «¡Este hombre debe morir! —dijeron—. Ustedes han escuchado con sus propios oídos lo traidor que es, porque ha profetizado contra esta ciudad».
12 Entonces Jeremías habló en su propia defensa a los funcionarios y al pueblo. «El Señor
me envió para profetizar contra este templo y contra esta ciudad —dijo—. El Señor
me dio cada una de las palabras que he hablado;
13 pero si ustedes dejan de pecar y comienzan a obedecer al Señor
su Dios, él cambiará de parecer acerca del desastre que anunció contra ustedes.
14 En cuanto a mí, estoy en sus manos, hagan conmigo lo que mejor les parezca.
15 ¡Pero si me matan, tengan por seguro que estarán matando a un inocente! La responsabilidad por semejante acción caerá sobre ustedes, sobre esta ciudad y sobre cada persona que vive en ella. Pues es totalmente cierto que el Señor
me envió a decir cada palabra que ustedes han oído ».
16 Así que los funcionarios y el pueblo les dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no merece la pena de muerte porque nos ha hablado en el nombre del Señor
nuestro Dios» .
17 Entonces algunos de los sabios ancianos se pusieron de pie y hablaron a todo el pueblo reunido en ese lugar.
18 Dijeron: «Recuerden cuando Miqueas de Moréset profetizaba durante el reinado de Ezequías de Judá. Él le dijo al pueblo de Judá:
“Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales:
‘El monte Sión quedará arado como un campo abierto;
¡Jerusalén será reducida a escombros!
Un matorral crecerá en las cumbres,
donde ahora se encuentra el templo’”.
19 »¿Acaso el rey Ezequías y el pueblo lo mataron por lo que dijo? No, se apartaron de sus pecados y adoraron al Señor
. Le suplicaron misericordia. Entonces el Señor
cambió de parecer acerca del terrible desastre que había declarado contra ellos. Así que estamos a punto de perjudicarnos a nosotros mismos».
20 En ese tiempo, Urías hijo de Semaías, de Quiriat-jearim, también profetizaba en nombre del Señor
; y predijo el mismo terrible desastre contra la ciudad y la nación igual que Jeremías.
21 Cuando el rey Joacim junto con los oficiales militares y los demás funcionarios escucharon lo que dijo, el rey envió a alguien para matarlo. Sin embargo, Urías se enteró del plan y escapó a Egipto atemorizado.
22 Entonces el rey Joacim envió a Elnatan, hijo de Acbor, a Egipto junto con algunos otros hombres para que capturaran a Urías.
23 Lo tomaron prisionero y lo trajeron de regreso al rey Joacim. Así que el rey mató a Urías a espada y mandó que lo enterraran en una fosa común.
24 No obstante, Ahicam, hijo de Safán, respaldó a Jeremías y persuadió al tribunal de no entregarlo a la multitud para que lo matara.
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 27

1 Jeremías se coloca un yugo para bueyes
Jeremías recibió el siguiente mensaje del Señor
a principios del reinado de Sedequías,
hijo de Josías, rey de Judá.
2 Esto me dijo el Señor
: «Hazte un yugo y átatelo al cuello con correas de cuero.
3 Luego envía un mensaje a los reyes de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón a través de sus embajadores que han llegado a visitar al rey Sedequías en Jerusalén.
4 Dales este mensaje para sus amos: “Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel:
5 ‘Yo hice la tierra, la gente y cada animal con mi gran fuerza y brazo poderoso. Estas cosas me pertenecen y puedo dárselas a quien yo quiera.
6 Ahora entregaré estos países al rey Nabucodonosor de Babilonia, quien es mi siervo. He puesto todo bajo su control, aun los animales salvajes.
7 Todas las naciones le servirán a él, a su hijo y a su nieto hasta que se acabe el tiempo de ellos. Entonces muchas naciones y grandes reyes conquistarán y dominarán a Babilonia.
8 Así que ustedes deben someterse al rey de Babilonia y servirle; ¡pongan su cuello bajo el yugo de Babilonia! Castigaré a toda nación que rehúse ser su esclava, dice el Señor
. Enviaré guerra, hambre y enfermedad sobre esa nación hasta que Babilonia la conquiste.
9 »’No les hagan caso a sus falsos profetas, adivinos, intérpretes de sueños, los médiums y hechiceros que dicen: “El rey de Babilonia no los conquistará”.
10 Todos son mentirosos y sus mentiras solo servirán para que ustedes sean expulsados de su propia tierra. Yo los expulsaré y los enviaré a morir lejos;
11 pero al pueblo de toda nación que se someta al rey de Babilonia se le permitirá permanecer en su propio país para cultivar la tierra como siempre. ¡Yo, el Señor
, he hablado!’”».
12 Después repetí el mismo mensaje al rey Sedequías de Judá: «Si deseas vivir, sométete al yugo del rey de Babilonia y a su pueblo.
13 ¿Por qué insistes en morir, tú y tu pueblo? ¿Por qué habrán de escoger la guerra, el hambre y la enfermedad que Dios traerá contra toda nación que se niegue a someterse al rey de Babilonia?
14 No les hagan caso a los falsos profetas que les siguen diciendo: “El rey de Babilonia no los conquistará”. Son mentirosos.
15 Esto dice el Señor
: “¡Yo no envié a estos profetas! Les dicen mentiras en mi nombre, así que yo los expulsaré de esta tierra. Todos ustedes morirán, junto con todos estos profetas”».
16 Entonces me dirigí a los sacerdotes y al pueblo y les dije: «Esto dice el Señor
: “No escuchen a sus profetas que les aseguran que los artículos de oro que fueron sacados de mi templo pronto serán devueltos de Babilonia. ¡Es pura mentira!
17 No los escuchen. Ríndanse al rey de Babilonia y vivirán. ¿Por qué ha de ser destruida toda esta ciudad?
18 Si realmente son profetas y proclaman los mensajes del Señor
, que oren al Señor
de los Ejércitos Celestiales. ¡Que supliquen que los objetos que aún quedan en el templo del Señor
, en el palacio real y en los palacios de Jerusalén no sean llevados a Babilonia!”.
19 »Pues el Señor
de los Ejércitos Celestiales ha hablado acerca de las columnas que están al frente del templo, del enorme tazón de bronce llamado «el Mar», de las carretas para llevar agua y de los demás objetos ceremoniales.
20 El rey Nabucodonosor de Babilonia los dejó aquí cuando desterró a Babilonia a Joaquín,
hijo de Joacim, rey de Judá, junto con los demás nobles de Judá y de Jerusalén.
21 Sí, esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, acerca de los objetos preciosos que todavía permanecen en el templo y en el palacio del rey de Judá:
22 “Todos serán llevados a Babilonia y permanecerán allí hasta que yo envíe por ellos —dice el Señor
—. Entonces los traeré de regreso a Jerusalén”».
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 28

1 Jeremías condena a Hananías
Un día a fines del verano
del mismo año —el cuarto año del reinado de Sedequías, rey de Judá— Hananías, hijo de Azur, un profeta de Gabaón, se dirigió a mí públicamente en el templo mientras los sacerdotes y el pueblo escuchaban. Dijo:
2 «Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Quitaré del cuello de ustedes el yugo del rey de Babilonia.
3 Dentro de dos años traeré de regreso todos los tesoros del templo que el rey Nabucodonosor llevó a Babilonia.
4 También traeré de regreso a Joacim,
hijo de Joaquín, rey de Judá y a todos los demás cautivos que fueron llevados a Babilonia. Tengan por seguro que romperé el yugo que el rey de Babilonia ha puesto sobre sus cuellos. ¡Yo, el Señor
, he hablado!”».
5 Jeremías le respondió a Hananías mientras estaban delante de los sacerdotes y de la gente presente en el templo.
6 Le dijo: «¡Amén! ¡Que tus profecías se vuelvan realidad! Espero que el Señor
haga todo lo que tú dices. Espero que traiga de regreso los tesoros de este templo y a todos los cautivos;
7 pero ahora presta atención a las palabras solemnes que te hablo en presencia de todas estas personas.
8 Los profetas antiguos que nos precedieron hablaron en contra de muchas naciones y advirtieron siempre la llegada de guerra, desastre y enfermedad.
9 Así que el profeta que predice paz debe demostrar que está en lo correcto. Solamente cuando sus predicciones se cumplan podremos saber que el Señor
lo ha enviado».
10 Entonces el profeta Hananías quitó el yugo del cuello de Jeremías y lo hizo pedazos.
11 Y Hananías dijo nuevamente a la multitud que se había reunido: «Esto dice el Señor
: “Así como este yugo ha sido roto, dentro de dos años romperé el yugo de opresión de todas las naciones ahora sometidas al rey Nabucodonosor de Babilonia”». Después de eso, Jeremías se fue de la zona del templo.
12 Poco tiempo después de la confrontación con Hananías, el Señor
le dio a Jeremías este mensaje:
13 «Ve y dile a Hananías: “Esto dice el Señor
: ‘Tú has quebrado un yugo de madera, pero lo has reemplazado con un yugo de hierro.
14 El Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, dice: he puesto un yugo de hierro en el cuello de todas estas naciones, y las he sometido a la esclavitud del rey Nabucodonosor de Babilonia. He puesto todo bajo su control, incluso los animales salvajes’”».
15 Entonces el profeta Jeremías le dijo a Hananías: «¡Escucha, Hananías! El Señor
no te ha enviado, pero el pueblo cree tus mentiras.
16 Por lo tanto, esto dice el Señor
: “Debes morir. Tu vida terminará este mismo año porque te rebelaste contra el Señor
”».
17 Dos meses después
murió el profeta Hananías.
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 29

1 Carta a los desterrados
Jeremías escribió desde Jerusalén una carta a los ancianos, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los que el rey Nabucodonosor había desterrado a Babilonia.
2 Esto sucedió luego de que el rey Joaquín,
la reina madre, los funcionarios de la corte, los demás funcionarios de Judá y todos los artífices y los artesanos fueran deportados de Jerusalén.
3 Envió la carta con Elasa, hijo de Safán, y Gemarías, hijo de Hilcías, cuando fueron a Babilonia como embajadores del rey Sedequías ante Nabucodonosor. Esto decía la carta de Jeremías:
4 «Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, a los cautivos que él desterró de Jerusalén a Babilonia:
5 “Edifiquen casas y hagan planes para quedarse. Planten huertos y coman del fruto que produzcan.
6 Cásense y tengan hijos. Luego encuentren esposos y esposas para ellos para que tengan muchos nietos. ¡Multiplíquense! ¡No disminuyan!
7 Y trabajen por la paz y prosperidad de la ciudad donde los envié al destierro. Pidan al Señor
por la ciudad, porque del bienestar de la ciudad dependerá el bienestar de ustedes”.
8 »Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “No permitan que los engañen los profetas y los adivinos que están entre ustedes en la tierra de Babilonia. No presten atención a sus sueños,
9 porque les dicen mentiras en mi nombre. Yo no los envié”, dice el Señor
.
10 »Esto dice el Señor
: “Ustedes permanecerán en Babilonia durante setenta años; pero luego vendré y cumpliré todas las cosas buenas que les prometí, y los llevaré de regreso a casa.
11 Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor
—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.
12 En esos días, cuando oren, los escucharé.
13 Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme.
14 Sí, me encontrarán —dice el Señor
—. Pondré fin a su cautiverio y restableceré su bienestar. Los reuniré de las naciones adonde los envié y los llevaré a casa, de regreso a su propia tierra”.
15 »Ustedes afirman que el Señor
les ha levantado profetas en Babilonia;
16 pero esto dice el Señor
acerca del rey que se sienta en el trono de David y acerca de todos los que todavía viven aquí en Jerusalén, sus parientes que no fueron desterrados a Babilonia.
17 Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales: “Enviaré sobre ellos guerra, hambre y enfermedad, y haré que sean como higos podridos, tan podridos que no pueden comerse.
18 Sí, los perseguiré con guerra, hambre y enfermedad, y los esparciré por todo el mundo. En cada nación por donde los envíe los convertiré en objeto de condenación, horror, desprecio y burla.
19 Pues ellos rehusaron escucharme, a pesar de que les hablé repetidas veces por medio de los profetas que les envié. Y ustedes, que están en el destierro, tampoco han escuchado”, dice el Señor
.
20 »Por lo tanto, todos los cautivos en Babilonia, escuchen el mensaje del Señor
.
21 Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, acerca de los profetas que tienen —Acab, hijo de Colaías y Sedequías, hijo de Maaseías— que les dicen mentiras en mi nombre: “Yo los entregaré a Nabucodonosor
para que los ejecute delante de sus ojos.
22 Su horrible final será conocido por todos, entonces cuando los desterrados judíos quieran maldecir a alguien, dirán: ‘¡Que el Señor
te haga como a Sedequías y a Acab, a quienes el rey de Babilonia quemó vivos!’.
23 Pues estos hombres han hecho cosas terribles entre mi pueblo. Han cometido adulterio con las esposas de sus vecinos y han mentido en mi nombre diciendo cosas que no les mandé decir. De esto soy testigo. Yo, el Señor
, he hablado”».
24 Mensaje a Semaías
El Señor
envió este mensaje a Semaías el nehelamita que estaba en Babilonia.
25 «Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: escribiste una carta por tu propia cuenta a Sofonías, hijo de Maaseías, el sacerdote, y enviaste copias a los demás sacerdotes y al pueblo en Jerusalén. Le escribiste a Sofonías:
26 »“El Señor
te ha designado para que reemplaces a Joiada como sacerdote a cargo de la casa del Señor
. Eres responsable de poner en cepos y grilletes a cualquier loco que afirme ser profeta.
27 Así que, ¿por qué no has hecho nada para detener a Jeremías de Anatot, que se hace pasar por profeta entre ustedes?
28 Jeremías envió aquí, a Babilonia, una carta prediciendo que nuestro cautiverio será por largo tiempo. Dijo: ‘Edifiquen casas y hagan planes para quedarse. Planten huertos y coman del fruto que produzcan’”».
29 Ahora bien, cuando el sacerdote Sofonías recibió la carta de Semaías, la llevó a Jeremías y se la leyó.
30 Entonces el Señor
le dio a Jeremías este mensaje:
31 «Envía una carta abierta a todos los desterrados en Babilonia. Diles: “Esto dice el Señor
con relación a Semaías el nehelamita: ‘Como les ha profetizado a pesar de que yo no lo envié, y los ha engañado, haciéndolos creer sus mentiras,
32 lo castigaré a él y a su familia. Ninguno de sus descendientes verá las buenas cosas que haré para mi pueblo, porque él los ha incitado a rebelarse contra mí. ¡Yo, el Señor
, he hablado!’”».
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.

Jeremías 30

1 Promesas de liberación
El Señor
le dio otro mensaje a Jeremías. Le dijo:
2 «Esto dice el Señor
, Dios de Israel: Jeremías, anota en un registro cada cosa que te he dicho.
3 Pues se acerca la hora cuando restableceré el bienestar de mi pueblo, Israel y Judá. Los traeré a casa, a esta tierra que di a sus antepasados, y volverán a poseerla. ¡Yo, el Señor
, he hablado!».
4 Este es el mensaje que dio el Señor
con relación a Israel y Judá.
5 Esto dice el Señor
:
«Oigo gritos de temor;
hay terror y no hay paz.
6 Déjenme hacerles una pregunta:
¿Acaso los varones dan a luz?
¿Entonces por qué están parados allí con sus caras pálidas
y con las manos apoyadas sobre el vientre
como una mujer en parto?
7 En toda la historia nunca ha habido un tiempo de terror como este.
Será un tiempo de angustia para mi pueblo Israel.
¡Pero al final será salvo!
8 Pues en ese día,
—dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales—,
quebraré el yugo de sus cuellos
y romperé sus cadenas.
Los extranjeros no serán más sus amos.
9 Pues mi pueblo servirá al Señor
su Dios
y a su rey, descendiente de David,
el rey que yo le levantaré.
10 »Así que no temas, Jacob, mi siervo;
no te dejes abatir, Israel
—dice el Señor
—.
Pues desde tierras lejanas los traeré de regreso a casa,
y sus hijos regresarán del destierro.
Israel regresará a una vida de paz y tranquilidad,
y nadie lo atemorizará.
11 Yo estoy contigo y te salvaré
—dice el Señor
—.
Destruiré por completo a las naciones entre las cuales te esparcí,
pero a ti no te destruiré por completo.
Te disciplinaré, pero con justicia;
no puedo dejarte sin castigo».
12 Esto dice el Señor
:
«Tu lesión es incurable,
una herida terrible.
13 No hay nadie que te ayude
ni que vende tu herida.
Ningún medicamento puede curarte.
14 Todos tus amantes, tus aliados, te han abandonado
y ya no se interesan por ti.
Te he herido cruelmente
como si fuera tu enemigo.
Pues tus pecados son muchos
y tu culpa es grande.
15 ¿Por qué te quejas de tu castigo,
de esta herida que no tiene cura?
He tenido que castigarte
porque tus pecados son muchos
y tu culpa es grande.
16 »Pero todos los que te devoran serán devorados,
y todos tus enemigos serán enviados al destierro.
Todos los que te saquean serán saqueados,
y todos los que te atacan serán atacados.
17 Te devolveré la salud
y sanaré tus heridas —dice el Señor
—,
aunque te llamen desechada, es decir,
“Jerusalén,
de quien nadie se interesa”».
18 Esto dice el Señor
:
«Cuando del cautiverio traiga a Israel de regreso a casa
y cuando restablezca su bienestar,
Jerusalén será reedificada sobre sus ruinas
y el palacio reconstruido como antes.
19 Habrá alegría y canciones de acción de gracias,
y multiplicaré a mi pueblo, no lo reduciré;
lo honraré, no lo despreciaré.
20 Sus hijos prosperarán como en el pasado.
Los estableceré como una nación delante de mí,
y castigaré a cualquiera que les haga daño.
21 Volverán a tener su propio gobernante,
quien surgirá de entre ellos mismos.
Lo invitaré a que se acerque a mí —dice el Señor
—,
porque ¿quién se atrevería a acercarse sin ser invitado?
22 Ustedes serán mi pueblo
y yo seré su Dios».
23 ¡Miren! El enojo del Señor
estalla como una tormenta,
un viento devastador que se arremolina sobre las cabezas de los perversos.
24 La ira feroz del Señor
no disminuirá
hasta que haya terminado con todo lo que él tiene pensado.
En los días futuros
ustedes entenderán todo esto.
Esta Biblia es una edición de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Visite Tyndale en Internet: www.BibliaNTV.com y www.tyndaleespanol.com.